En otra entrada ya hemos hablado de Calatañazor, pero en esta ocasión quisiera centrarme en su particular atractivo turístico,  y mostraros qué ver y qué hacer en esta pintoresca población.

 

Llegar a Calatañazor

Llegar a Calatañazor es muy fácil, en la carretera Valladolid-Soria, la N122. Apenas tendremos que desviarnos un kilómetro dirección norte.
 

 
Subiendo por esa misma carretera y atravesando un pequeño cañón en seguida llegamos a la base del cerro donde se ubica Calatañazor.

 

 

A primera vista

El pueblo mantiene su muralla que pese a estar en ruinas aún muestra cómo fue en su época de máximo esplendor. Durante muchos años  fue una ciudad fronteriza. Atravesado el arco de entrada, lo mejor es ir siempre hacia arriba atravesando el pueblo por su calle principal. Al final se encuentra la plaza, donde suele haber sitio para dejar el coche.

 

 

Sin duda lo que más llama la atención es lo cuidadas y bien conservadas que están sus calles y edificaciones. Parece que el tiempo se hubiera parado en el siglo X. Al viajero habitual, posiblemente le recuerde mucho a Pedraza (Segovia). Pero en Calatañazor, el aspecto es de aún más antiguo. No obstante y dado que está en la desconocida, a la par que hermosa, provincia de Soria, es mucho menos conocida y menos explotada por el turismo.
 

 

Iglesia parroquial de Santa María del Castillo

Vamos a pasar por casonas con puertas muy antiguas, balconadas del bajo medievo y algunos soportales con muchos años. También Calatañazor destaca la Iglesia parroquial de Santa María del Castillo. Importante construcción románica en piedra con 3 arcos califales que le dan un toque muy curioso a la portada.

 

 

Al fondo de la plaza donde hemos dejado el coche, están las ruinas de un castillo del siglo XIV. Esta construcción servió como hogar del gobernador de la plaza y su pequeña fuerza armada. No debemos olvidar que este pueblo siempre fue frontera. Primero entre moros y cristianos y luego entre castellanos y navarros.

Perderse en las calles de Calatañazor es un viaje en el tiempo. Hay varios lugares donde tomar un café, un té o un refrigerio, aunque no muchos. Destacaría casi llegando a la plaza y frente al museo de la tradición una pequeña ‘tasca’ Es un lugar donde su amable dueño comercializa productos de la zona, en la mayoría de los casos artesanales.

Los quesos los recomiendo. Especialmente un queso artesanal trufado. Excepcional. También destacaría las infusiones artesanales. En lugar de azúcar, para edulcorar estas infusiones utiliza miel de la zona. Si no hay mucha gente, la conversación con esta persona es muy enriquecedora.
 

 

Casa museo de las tradiciones de Calatañazor

Justo en frente de esta tienda encontramos una casa museo sobre las tradiciones de Calatañazor. Se trata de una antigua casa, de las más antigua que además no ha sido modificada. El propietario de este museo es el padre del dependiente de la tienda de la que acabamos de hablar.

Este museo conserva muchísimos antiguos objetos de la vida cotidiana de sus antiguos habitantes así como aperos de labranza. El museo cuesta 1€ por persona, y merece la pena visitarlo. Son muy curiosas las chimeneas que decoran los tejados de Calatañazor. Lamentablemente ya no quedan muchas originales.

La que nos ofrece este museo es visitar una de estas chimeneas originales. Se podría decir que son una evolución desde las antiguas tiendas.
 

 

Recordando a Almanzor

Un poco más abajo, encontramos una escultura que han colocado para recordar al personaje tan importante para la historia como fue Almanzor.
 

 

Otro punto de interés en Calatañazor son las puertas de las casas. Como tal, podremos encontrar puertas con arcos románicos en piedra y las puertas con contrapuerta. Son unas puertas muy características de la vida de los pueblos. Además como en toda la zona, vimos puertas con otra segunda contrapuerta que entendemos protege de la nieve.
 

 
Para finalizar, no queremos dejar pasar la ocasión sin recomendarte las vistas sobre el valle de río Duero.

Y tú, ¿has estado ya en Calatañazor?

 

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