Hablar de Bodegas Balbás, es hacerlo de una de las bodegas más antiguas y prestigiosas de la Ribera del Duero. Pueden presumir, y con razón, de ser una de las fundadoras de esta denominación de origen. Y es que pocos pueden decir que llevan desde 1777 elaborando vinos en La Horra, un pequeño pueblo próximo a Aranda de Duero.
Información de interés
¿Cómo llegar?
La localidad de La Horra se encuentra en Burgos, en pleno corazón de la Ribera del Duero Burgalesa. Se llega desde Aranda de Duero por la carretera CL619.
Las Bodegas Balbás se encuentran en:
Camino de la Majada, s/n (ver en un mapa independiente)
09311 – La Horra, Burgos.
¿Dónde alojarte?
Visitar la Ribera del Duero puede dar muchísimo de sí. Os hemos contado infinidad de viajes que podéis hacer por la zona. Hay dos grandes capitales dentro de la Ribera. Cualquiera de las dos interesantísimas. Aranda de Duero, donde os sugerimos por experiencia en el Hotel Montermoso o en el Hotel del Grupo Tudanca; o Peñafiel, donde os sugerimos el Hotel Spa Convento Las Claras.
¿Dónde comer?
Estáis en la Ribera del Duero burgalesa, por lo hay gran cantidad de buenos asadores. Por proponeros alguno, os sugeriríamos el Restaurante de Las Baronas, en Santa Cruz de Salcedo. Y sin olvidarse de todos los asadores de Aranda. Nosotros hemos comido en el asador del Grupo Tudanca, y fue excelente.
Y si no, siempre podéis iros de tapeo por Aranda, que es un gran lugar donde disfrutar de la gastronomía de lo pequeño.
Índice de contenidos
Como hay muchas cosas que contar, hemos creado este índice de contenidos:
Vivir la experiencia enoturística en Bodegas Balbás
Nos gusta el vino y nos gusta vivir la experiencia del enoturismo, lo sabéis todos aquellos que nos leéis desde hace tiempo, hemos disfrutado mucho en gran cantidad de bodegas de toda nuestra geografía, pero la experiencia enoturística de Balbás fue mucho más que mero disfrute, fue instructivo, fue divertido y fue una experiencia que nos encantaría volver a repetir.
La visita a la viña
Y es que casi 3 siglos haciendo vino, representa un saber hacer único; pero sobre todo, es un saber dónde hay que hacer el verdadero trabajo para que el producto final sea el deseado. Los habéis adivinado, la viña. En el terreno es donde se ponen los cimientos de lo que después se transformará en uno de los ingredientes de la dieta mediterránea más emblemáticos, ya no solo de Castilla y León, si no, de toda España, el Vino. Sí, con mayúsculas.
Así pues, junto a otros compañeros apasionados del vino y la gastronomía, Rafa Tobar, de Bodegas Ateneo; David Manso, procedente de La Casa de Baco; y Carmelo Aunión, de HitCooking, subimos a visitar 2 fincas, de las muchas que tienen en propiedad Bodegas Balbás. Nuestro Cicerone, un verdadero maestro de su hacer, el enólogo de la bodega, Pedro de la Fuente.
El viñedo en altura
Lo bueno de tener tantas parcelas es que cada una aporta algo distinto. Y conocerlas y saber qué puede hacer cada una es esencial para luego hacer el vino que quieres. Esto lo sabe Pedro, y por eso «se empeñó» en un viñedo en altura, a casi 1000 metros. Visitamos una viña entre Sotillo de la Ribera y Terradillos. La finca Lamalata, un viñedo en lo alto, azotado por los vientos del norte.
Hace años, esto fue una temeridad. Hoy cada vez más viticultores se han lanzado en esta práctica.
Esta finca ya estaba aquí, tiene su historia, y en Bodegas Balbás saben respetar la historia e incorporar lo que la modernidad nos da. Así esta finca, en su mayoría de la variedad tempranillo, aunque con un 20% aproximadamente de merlot, tiene sus particularidades que hacen que el vino que se elabora con él tenga esa fusión entre clásico y vanguardia; un vino único etiquetado como Balbás Ritus.
El viñedo en arena
Los viñedos en un terreno arenoso son otros de los tabúes derribados; si tras ese metro y medio de arena se encuentra una capa arcillosa, el viñedo puede prosperar; siempre y cuando lo mimemos los años necesarios para que la raíz llegue a esa capa de la que nutrirse.
Esto supone que hay que esperar casi el doble de tiempo para hacerlo productivo y que posiblemente la cantidad de uva no sea tan espectacular como en otras fincas, pero con el clon adecuado, se pueden obtener unos resultados espectaculares.
Los montecillos
Aunque el negocio de la familia es producir vino, también lo es respetar la naturaleza, el paisaje y hacer agradable la estancia en la viña. Por ello se mantienen los pinarillos que existen, que llaman montecillos; y en algunos casos, hasta se plantan nuevos. A costa de sacrificar terreno de cultivo.
La idea es hacer en el futuro unas zonas con mesas y sillas donde hacer catas o simplemente disfrutar del viñedo de otra forma.
La visita a la Bodega
Tras comprobar, literalmente sobre el terreno, el origen de la materia prima, empezó la visita a la propia bodega. No fue especialmente exhaustiva, porque la bodega actual, aunque con cierto atractivo, esencialmente es una más. Si acaso, coincidiendo con Juan José Balbás, en verano es un gran mausoleo. Lo bonito es verla en el frenesí de la elaboración, cuando está bulle de actividad.
Las parte más tecnificada son depósitos de acero, algunos con control de temperatura para la fermentación, otros más simples para la homogenización para embotellar, otros para trasiegos, y otros más, para elaboraciones especiales y experimentos.
En el mundo del vino, queda mucho para decir que todo está inventado.
La sala de barricas
Tras dejar atrás la zona de trabajo más «industrial», llega el momento en el que el vino tiene que descansar para evolucionar. Llega el momento de la crianza. Evidentemente, esta crianza es posible porque es un vino con un fuerte tanino y tiene que domarse un poco con su paso por barrica hasta llegar al punto adecuado.
La sala de barricas tiene un anexo, el lugar donde los caprichos se hacen realidad. Y es una sala pequeña de barricas, unas barricas muy especiales donde reposan los grandes vinos. Aunque lo que más puede llamar la atención son 2 toneles, como los de antes, donde se hacen vinos únicos.
La gran sorpresa
Darse autobombo no nos gusta especialmente, pero el detalle que nos tenía preparado Bodegas Balbás hay que destacarlo, porque nos ha hecho muchísima ilusión. Para los cuatro compañeros tenían una tablilla por barrica para que la firmáramos. Nos sentimos como un famoso.
En marketing se dice que calidad es aquello que se percibe como extra, cuando no se ha solicitado. Este detalle, nos habla de la calidad, el mimo y el saber hacer que es seña de identidad de Bodegas Balbás. Y esto luego se nota en sus elaboraciones.
De nuevo agradecemos muchísimo el detalle de Bodegas Balbás
La sala de embotellado y dormitorio de botellas
El vino se termina de hacer en la botella, es lo que comúnmente se llama «redondea», es cuando se integra todo el esfuerzo y el cariño puesto a lo largo del proceso de elaboración de un vino. Y como casi todo en el vino, necesita de tiempo.
En esta otra gran sala, las botellas pasan al menos 12 meses, algunas incluso más, hasta que se considera que ha llegado al momento adecuado para salir al mercado.
Cata y degustación de los vinos de Bodega Balbás
Tras conocer el dónde y el cómo se producen los vinos de esta bodega de prestigio, llegó el momento de disfrutar del fruto de todo este esfuerzo; la cata de algunos de los vinos de Balbás. Esta bodega cuenta con una cómoda sala de catas, donde además de ir analizando los vinos, no tanto en la parte técnica, como en la parte emocional, mucho más divertido, el vino hizo de lubricante social. Bueno, tampoco fue necesario, porque a todos los reunidos nos gusta compartir y contrastar opiniones.
Vamos a tratar de transmitir nuestras sensaciones al catar estos vinos. Primero los tomamos solos, como le gusta a nuestro amigo Rafa; luego, contextualizados, como les gusta a nuestros amigos de A Tavola con il Conte
Comentario de la cata del Balbás Crianza 18
Empezamos con uno de los tres buques insignia de esta bodega; el Crianza 18, un vino ensamblado con 90% de la variedad tempranillo y un 10% de cabernet sauvignon, una crianza de 18 meses en barrica y 12 meses de redondeo en botella.
Una pasada de vino. Pese a una crianza tan prolongada, el vino transmitía frescura, una capa alta, aureola ligerísimamente azulada, toques sutiles de vainilla aportada por la barrica, pero ante todo,.. mucha fruta. El paso goloso de la glicerina compensa la natural astringencia del tanino característico de la variedad tempranillo.
Un vino muy versátil, fácil de tomar. Muy sencillo para disfrutarlo, pues es perfecto para un chateo entre tapas, a una comida donde entra desde el principio hasta el final.
Comentario de la cata del Balbás Ritus
El segundo de los vinos fue este vino especial, el Ritus. Este vino se elabora exclusivamente de uva procedente del viñedo en altura que visitamos, con un coupage de 75% de variedad tempranillo con un 25% de merlot. Igual que en el caso anterior, pasa 18 meses criando en barrica de roble francés y redondeo de otros 12 meses en botella.
Este segundo vino es mucho más complejo. Una clásico reinventado, ya que posee características propias de un vino clásico de la Ribera del Duero, junto a otras más típicas de otros vinos más actuales, lo que hace de él, un vino de autor muy especial. Cuenta con una capa bastante alta, pese a su larga maduración; la fruta es más madura y los sabores más potentes.
Tiene un paso por boca bueno y fácil, aunque no nos enamoró tanto como el Balbás 18.
Es un vino algo más serio a nuestro entender, y más propio de disfrutarlo en una buena mesa, completada por un buen asado, a ser posible de lechazo de la Ribera del Duero.
Comentario de la cata del Balbás Reserva 24
Este es el hermano mayor del primer vino que tomamos. Tiene un ensamblaje similar y solo se elabora con las mejores añadas. Pasa 24 meses en una barrica de roble francés y otros 18 en botella, como mínimo. Muy elegante, mucha fruta madura, muy equilibrado.
En este vino ya encontramos los correspondientes toques más anaranjados de la crianza, y aunque la capa sigue bastante alta, ya sería una capa media, pero estamos hablando de un vino que ha pasado mucho tiempo en barrica, pese a que está muy bien trabajada y aunque se nota, con los toques más a vainillas y chocolate, la fruta sigue estando muy presente, en forma de unos frutos negros maduros y ligeramente dulces y especiados. Muy atractivo. Es un vino muy estructurado que llena toda la boca en un paso largo. Enamora la elegancia que tiene.
Tanta complejidad y estructura, tiene la pega de pedir un buen maridaje con una carne asada o a la parrilla. Como el lechazo que más tarde tomaríamos.
Experiencia de maridaje de los vinos de Bodegas Balbás
Tras esta degustación, fuimos a comer, acompañados con estos vinos, aunque antes de sentarnos a la mesa en un salón comedor independiente, nos dejaron probar un vino único, un verdadero capricho. Un vino rosè, con un toque semidulce y una ligera burbuja natural.
Es un vino que no se comercializa. Es el Le Bijou Rosè. Algo distinto, con mucha fruta fresca, a fresa. Riquísimo y muy goloso.
Nuestro menú
De la cata original, nos llevamos el vino sobrante, cada cual el que más le gustó. En nuestro caso, el Balbás 18 meses. Que a nuestro entender es el más equilibrado, aunque esto es muy subjetivo.
Entrantes de picoteo
A modo de aperitivo, pudimos disfrutar de unos entrantes. Estamos en la Ribera del Duero, una de las mejores zonas para disfrutar de la gastronomía. Buenas carnes y buenas verduras.
Habían preparado unas morcillas de burgos, aunque esto no es decir mucho, pues quien sabe de ella, sabe que es muy diferente de pueblo en pueblo y de zona en zona. Las morcillas de la Ribera del Duero se encuadran más en las morcillas de Aranda, que distan «bastante» con las de Lerma, Covarrubias, Burgos o Merindades. Es un tema de especias y cebolla.
Pero también se hacen muy buenos chorizos, que hacían un buen contraste.
Plato principal, el lechazo de la Aranda
Como hemos dicho, estamos en la zona de Aranda de Duero; y en esta zona, el lechazo asado es el rey de la mesa. Bien asado en horno de leña, con brasa de sarmiento o de encina tiene un toque único. Solo un poco de agua, sal y aceite. Nada más hace falta para que sea un manjar de dioses. Si acaso, una ensalada de lechuga y tomate. Ya puestos, barriendo para casa, lechuga denominación de origen de Medina de Pomar.
El maridaje propuesto, tras finalizar los vinos abiertos, fue el Balbás 24 meses, que como ya adelantamos, es un vino perfecto para este fin; un elemento más de una buena mesa, con un lechazo asado como plato principal. Difícil de superar.
Después de esto, y aunque el reloj nos decía que era tarde, el día se nos fue entre los dedos. Buena compañía, interesante visita, excelentes vinos,.. la experiencia fue completa y complicado de mejorar. Nos han prometido una segunda visita para catar esos vinos especiales que se están elaborando en las cubas de madera. Simplemente, estamos deseando que llegue el día y podamos reencontrarnos.
Y veis qué completa puede ser una experiencia de enoturismo, sobre todo si la vivís en una bodega de prestigio, con tradición y que sabe cómo se hacen las cosas, como es Bodegas Balbás, y es que, más de dos siglos, avalan a esta familia al frente del noble arte de elaborar vinos de calidad.